viernes, 27 de junio de 2014

Escritura cursiva romana

La cursiva romana se utilizó durante todo el periodo romano bajo dos modalidades que constituyen dos tipos de escritura totalmente diferentes: la cursiva más antigua (siglos I al III) formada por caracteres mayúsculos y una escritura compuesta por letras minúsculas que se desarrolla a partir del siglo III.
La antigua cursiva romana, o capital cursiva, era un tipo de escritura especializado que se aprendía en el segundo nivel del sistema de enseñanza romano, frente a la capital que se enseñaba en el nivel elemental. Era, por lo tanto, una modalidad gráfica característica de determinados profesionales o de personas que habían superado los niveles más elementales de la educación romana. Así, la cursiva antigua fue la escritura característica de la burocracia, mientras que la capital se utilizaba como una escritura de aparato para usos solemnes y para todo aquello a lo que se quería otorgar difusión. Por ejemplo, mientras que los originales de las leyes municipales que se guardaban en los archivos estaban escritos en cursiva sobre papiro, cuando dichas leyes se disponían para conocimiento público se copiaban en capital sobre placas de bronce que se clavaban en los muros de los principales edificios públicos.


La cursiva romana nueva, también denominada minúscula cursiva o cursiva romana final, se usó desde el siglo III hasta el siglo VII aproximadamente. Este tipo de escritura, junto con la uncial y semiuncial romanas, serán la base que permitirá la aparición en la Antigüedad Tardía de las escrituras características de los primeros reinos bárbaros, como por ejemplo la visigótica (España, Portugal y la Septimania francesa), la merovingia (Francia), la rética (Suiza), la beneventana y la longobarda (Italia), etc.




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